martes, 9 de abril de 2013

¡PLAYA!

Como la mayoría sabe me críe muy cerca del mar, eso hace que ame los días soleados, la arena, el agua salada, los hermosos amaneceres y por supuesto los extraordinarios atardeceres en la playa.

Durante mi embarazo solo fui una vez a la playa y esa experiencia no fue placentera, aun cuando disfrute estar dentro del agua, mi cuerpo no logro aclimatarse como lo deseaba y me paso factura, me hinche tanto que llegué a temer que algo malo me pasara, lo cual me hizo ser precavida para ese tipo de cosas.

Sin embargo, anhelaba ir a la playa y no cualquier playa (mi playa), y por fin llegó el momento, claro en esta ocasión me iba a acompañar mi tesorito, con todas las indicaciones de su familia paterna fuimos de paseo a mi lugar favorito, ese que cuenta parte de mi historia, ese que amo y es el lugar recurrente para mis sueños. 

Debo confesar que nuestro paseo fue genial, ver la felicidad de mi hija al jugar con la arena, y el agua salada no tiene precio, y al parecer lo mejor de todo es que el clima caluroso no le molesto, al contrario se mostro risueña y sociable como siempre y por supuesto su mamita estaba feliz, al creer que va a amar el mar tanto como ella.

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